12 de abril de 2016

"Terrible Marx"



- - - - - - Colaboración. - - - - - -


Historia de la escritora Marta Quanah.


Un tal Marx se sentó en el campo a comentar sus ideas. La naturaleza, escuchando atentamente sus absurdos, se puso a gritar. Aquel día un terremoto sacudió Inglaterra y así como aquel que vivía en Birmingham voló hacia Londres, las personas que se situaban sobre la costa cayeron al mar.


¿Y nadie murió? Además, es imposible que...


¡Cállate...! Continúo. El tal Marx habló con la primavera, con el otoño, con el verano y, discriminando al invierno, se fue a su casa a escribir un libro con un amigo especial. Un día salió a la luz, a la luz de los oscuros hogares de los pobres marginados, los cuales creyeron palabra a palabra todo lo que aparecía en ese manual de filosofía cutre. ¿Pero sabes qué pasó? Los cultos sabían de sobra cómo funcionaba el mundo.


¿Y cómo funciona?


Sabes que los árboles dan frutos cuando las empresas les introducen el dinero suficiente, es así. Los árboles tienen que comprar sus nutrientes a la tierra, que a su vez es financiada por un sistema que, como bien sabes, funciona a la perfección, pero es muy complicado para que lo entienda el vulgo. Te lo diré de esta forma: los bancos son el principio de toda naturaleza existente, no lo cuestiones, es así. Y no sólo son los árboles... Todo cultivo, todo material, el ciclo del agua. ¿Crees que tendríamos todo esto sin capitalismo? No, sin capital no habría mareas, ni ríos, ni arena, ni ganado, ni caza, ni vegetales, ni frutos, y menos aún personas. Dios creó el dinero el primer día, y lo repartió a las personas más sabias que conocía. Ellas harían lo posible para administrar ese capital, y así sus generaciones venideras; esos elegidos debían hacer funcionar el dinero para que produjese lo suficiente para toda la humanidad. Año a año. Así Dios nos puso a prueba, y creó el ciclo más importante del mundo: el de la economía. Ellos nos quieren, nos adoran, pero no siempre podemos tener todo. Son personas atentas, y no deberíamos querer estar en su difícil situación. El dinero escasea y no es para todos, mas no siempre fue así. Si el dinero escasea es por un hombre que quiso ser Dios, sí, todos sabemos quién: el terrible, terrible, Marx.

El Señor todopoderoso castiga cruelmente a todo aquel que intente falsificar sus divinas divisas. Antes nadie se planteaba tal cosa, pues cuando no había suficiente moneda, del cielo caía un maná de financiación divina en el desierto de esfuerzo que cruzaban nuestros líderes. Todo volvía, pues, a la normalidad al final del año fiscal, aunque Dios advertía de que, para que el ser humano aprendiese a vivir solo, no podía realizar ese tipo de milagros a menudo. Un día, efectivamente, su furia hacia un ángel negro cortó para siempre la financiación hacia el ser humano; sí, ese ángel negro, Marx, no siempre fue Marx. Era un ángel que contradijo al Señor y se convirtió en diablo, un diablo que se encarnó en el cuerpo de un señor de barba blanca con influencias, mujer y un cuñado tan perverso como él, su amigo Engels.

Sabemos todos que mentir es pecado, y el diablo simplemente peca, por eso engaña, y por eso la plebe creyó toda su tesis sobre cómo funcionaba el mundo. Dios, ante la pérdida de fe que tuvo toda la humanidad, retiró su ayuda para siempre. A partir de 1917, en la Tierra reinó el caos, pero nuestros profetas no perdieron la esperanza, y ahí siguieron, luchando a brazo partido para restablecer un mundo feliz para todos.

Sé que es complicado de entender que quieran el bien común todos aquellos que nos niegan nuestros absurdos caprichos de comer decentemente, vestirnos o estudiar. Sin embargo, no tienen otra opción: necesitan mantener a la luna y al sol, financiar a los bosques, a las granjas y a mares y ríos, comprar al peso las heces de los animales, los huevos, la leche, todo para que tú puedas tomarte tu café cada mañana, eso es gracias a ellos y nada más. Paga tus impuestos y obtendrás manzanas, consume y serás feliz. Si recoges algo de la naturaleza sin pagar, eres un delincuente, pues eso no ha nacido gratis, ha sido todo mérito de la gestión del City Bank, que cada trimestre ingresa en la Cuenta Natural la cantidad suficiente para que su ciclo funcione, y el tuyo también.

¿Crees también acaso que habría desarrollo sin capital? ¿Ordenadores? ¿Penicilina? No, sería imposible llegar a la conclusión de juntar unos circuitos y materiales si todo fuese repartido e igualitario. Completamente imposible, la gente haría el vago, no seríamos listos, ¡qué va...! ¿Qué ciencia les ayudaría? ¿Las matemáticas, la física, la biología? Malditos comunistas, ódialos, y ama a nuestros líderes, ellos sí lo merecen.

Vale, sabemos que no son perfectos, pues Dios se fue... Tal vez, a veces, no saben dónde guardar los residuos, tienen que verter muchas veces, pero la naturaleza está de nuestro lado y sabe que la aman, y que la amamos todos nosotros. Esos residuos son el pequeño precio que hay que pagar por la utilidad de nuestra gestión, nada más, un poquito de radiación, de emisiones gaseosas, no hace tanto daño como hacen creer los diablos, preguntad a quién queráis, y si dice lo contrario, es un puto comunista que no sabe que lo de las renovables o la reutilización de los recursos son cosas del pasado, que, como el socialismo, comunismo o keynesianismo, no han funcionado en absoluto. Y así termino, el libremercado es nuestro Dios, y Rockefeller su único profeta.

Muy bien, Albert. Tendrías un 10 si no fuera porque me has mandado callar y has dicho "puta", así que sería un 8, si no hubiese sido por lo que te has inventado del terremoto...

No me lo inventé. Mis antepasados llegaron así de Galicia a Cataluña, concretamente de La Coruña a Lérida, en un terremoto de escala VI Mercalli. Aunque prefirieron venir a Barcelona. Mi infancia son recuerdos de una Masía con fuets.

Otros dos puntos menos por decir mal dos nombres de ciudades, y por mentiroso otro punto menos, además te expresas como el puto culo, y eso que yo también soy de la privada, así que otros tres puntos menos. Calcula, amigo.

No sé, en Derecho no hay cifras.

Sí las hay, pero has copiado mazo, colega, tendrías un... No sé, pero es suspenso... Pero tus padres han pagado la cuota, así que toma tu 10.

¡Alabado sea Rockefeller!



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